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miércoles, 21 de marzo de 2012

Un viejo que leía novelas de amor

La soledad del viejo Antonio José Bolívar Proaño, amigo de los indios shuar y por ellos conocedor de todos los secretos de la selva, se ve acompañada por la lectura de las novelas de amor que para él selecciona una prostituta conocida de su amigo Rubicundo Loachamín,  el dentista que visitaba El Idilio dos veces al año, la misma frecuencia con que el servicio de Correos aparecía por tan remoto lugar.
El contraste entre la sencillez de la vida del viejo y lo irrespetuoso y necio de los extranjeros que aparecen por allí sin importarles lo más mínimo terminar con ese paraíso natural, es el eje de esta sencilla novela de aventuras y de amor por la naturaleza.