Daniel el Mochuelo intuye a sus once años que su camino está en la
aldea, junto a sus amigos, sus gentes y sus pájaros. Pero su padre
quiere que vaya a la ciudad a estudiar el Bachillerato. A lo largo de la
noche que precede a la partida, Daniel, insomne, con un nudo en la
garganta, evocará las correrías con sus amigos -Roque el Moñigo y Germán
el Tiñoso- a través de los campos, descubriendo el cielo y la tierra, y
revivirá las andanzas de la gente sencilla de la aldea.
La simpatía
humana con que esa mirada infantil nos introduce en el pueblo,
haciéndonos conocer toda una impresionante galería de tipos, y la fuerza
con que, a través de rasgos frecuentemente caricaturescos, se nos
presentan siempre netos y vivos, son los grandes aciertos de esta
novela. El camino es, por su amalgama de nitidez realista, humor sutil,
nostalgia contenida e irisación poética, no sólo una de las mejores
novelas de Miguel Delibes , sino también, como señalara la crítica, una
de las obras maestras de la narrativa contemporánea.