En febrero de 1936 el Frente Popular gana las elecciones. En Santander, como en el resto de España, se vivirán a partir de entonces unos meses convulsos que desembocarán en una guerra civil. Es en este momento cuando Martín Sordo del Ojo - un adolescente de clase media cuyo padre milita en la Falange Clandestina- inicia su educación sentimental al tiempo que siente despertar su conciencia social. El latido de la memoria es una crónica interrogada de esta época: la guerra civil en Santander y el Oriente de Asturias, la represión subsiguiente, las luchas intestinas de la Falange y los dramáticos acontecimientos ocurridos en Salamanca, previos a la Unificación decretada por Franco. En realidad, El latido de la memoria es la crónica de una decepción: en esta novela, como en cualquier guerra civil, nadie gana. Algunos perdieron la guerra, y todos perdieron la paz
Manuel Arce no es un novelista de última hora, ni tampoco alguien que, al amparo de esta moda exitosa de novelas sobre la Guerra Civil, haya querido pescar en río revuelto. Manuel Arce alcanzó prestigio y notoriedad como novelista allá por los sesenta, con títulos como Anzuelos para la lubina, edición clandestina incluida, pues fue prohibida por la censura franquista, o Testamento en la montaña, que suscitaron el interés de crítica y público. Luego entró en una dilatada etapa de silencio, aunque jamás dejara de publicar libros que exploraban sobre todo temas pictóricos, como consecuencia de su profesión de galerista de arte. Nada, pues, hacía presumir que volviera a la liza narrativa con este El latido de la memoria.
En Santander, donde reside desde los ocho años, hizo estudios de Comercio y creó en 1948 la revista poética La Isla de los Ratones, (que se mantuvo hasta 1955) y las publicaciones que bajo el mismo título se vinieron editando hasta 1986. En 1952, instaló la Librería y Galería de Arte Sur a través de la cual desarrolló una importante labor cultural y artística durante más de cuarenta años.
Comenzó escribiendo poesía: Llamada (1949), Sombra de un amor (1952) y Biografía de un desconocido (1954). Más tarde abordó la narrativa: Testamento en la montaña (1956), Pintado sobre el vacío (1958), La tentación de vivir (1961), Anzuelos para la lubina (1962), Oficio de muchachos (1963) y El precio de la derrota (1970). Después de treinta años de silencio reapareció con El latido de la memoria, Premio Internacional de novela Emilio Alarcos en 2006.