Hay novelas que
parecen leyendas, y la historia de las dos ancianas que vivieron en
las heladas tierras de Alaska tiene el sabor de esas antiguas
enseñanzas que los hijos reciben de boca de sus padres en las largas
noches de invierno… Érase una vez dos ancianas que fueron
abandondas y condenadas a morir de frío e inanición. Tras el
desconcierto inicial, el espíritu de supervivencia se impuso y,
olvidados sus achaques, las dos decidieron luchar para vencer la
muerte. Así descubrieron cualidades que les permitieron salvar la
vida y saberse mejores frente a sí mismas y frente a los demás. Con
palabras sencillas, Velma Wallis nos entrega una
fábula que viene del frío pero conserva la calidez de un mensaje
espiritual que busca y encuentra amor en los gestos más humildes y
en las voces más sinceras.
Este libro, a pesar de ser un
clásico de la espiritualidad, lleva diez años descatalogado. Vendió
más de 40.000 ejemplares en nuestras ediciones de los años noventa.
Velma Wallis
es una india athabasca, nacida en 1960 en un pueblo remoto de Alaska
cerca de Fort Yukon , a unos 200 km al noreste de Fairbanks . A este
alejado lugar se puede acceder sólo por barco, avión, moto de nieve
o trineos tirados por perros.
Velma creció entre doce hermanos. Su padre murió cuando ella tenía trece años y hubo de abandonar la escuela para ayudar a su madre con la familia.
Durante un tiempo vivió un estilo de vida independiente, autoabasteciéndose en una pequeña cabaña alejada que su padre había construido. Allí perfeccionó sus habilidades para la caza y la pesca. Su madre se unió a ella durante el verano para enseñarle más de las habilidades tradicionales necesarias para sobrevivir.
Estas experiencias condujeron directamente a su primer libro: Dos ancianas.
Velma creció entre doce hermanos. Su padre murió cuando ella tenía trece años y hubo de abandonar la escuela para ayudar a su madre con la familia.
Durante un tiempo vivió un estilo de vida independiente, autoabasteciéndose en una pequeña cabaña alejada que su padre había construido. Allí perfeccionó sus habilidades para la caza y la pesca. Su madre se unió a ella durante el verano para enseñarle más de las habilidades tradicionales necesarias para sobrevivir.
Estas experiencias condujeron directamente a su primer libro: Dos ancianas.
Es un cuento bien narrado, heredado por tradición oral hasta que esta escritora sin apenas experiencia pero llena de vivencias de su medio árido y dificil decide escribirlo con algunas intenciones, según creo, como hacer una parábola sobre características de la vivencia en comunidad: independencia, respeto a los mayores, reconocimiento a la sabiduría natural. Merece la pena leer este libro por su temática, ambiente y conocimiento de algunas comunidades lejanas a las nuestras.
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